La voz de Asturias // 16 de diciembre de 2010
El problema que se ha encontrado el Ayuntamiento de Oviedo con la antigua fábrica de gas no es algo endémico de la capital asturiana. Otros edificios iguales o parecidos han sido restaurados por toda la geografía europea y se han convertido en referencias, normalmente culturales, de las ciudades que los acogen al albergar museos, escuelas, albergues o centros de carácter social. Esto es lo que siempre ha reclamado para Oviedo el Foro de Urbanismo Crítico, desde donde critican que el proyecto residencial presentado por HC para el gasómetro, que fue aprobado hace dos días por el Consejo de Patrimonio, es una manera de “ganar dinero especulando con el patrimonio de todos”.
1 Gasometer city Viena En 1896 se construyeron en Viena cuatro grandes depósitos de gas para abastecer a la ciudad. En 1986 dejaron de funcionar y se abandonaron. En 1995 el experto en patrimonio Manfred Wedhorn planteó su recuperación y se convocó un concurso. En 1999 comenzó la reforma y en 2001 se inauguró la Gasometer City . El costo del proyecto fue de 175 millones de euros. Cada uno de los depósitos, de 70 metros de altura por 60 de ancho, fue diseñado por un arquitecto distinto: Wilhelm Holzbauer, Wolf D. Prix for Coop Himmelbau, Jean Nouvel y el propio Wehdorn. Hoy acogen cines, galerías de arte, tiendas y albergues para estudiantes.
2 Notte Bianca Roma Roma ha sido otra de las ciudades que, pese a su impresionante patrimonio cultural, no descuida ni un sólo elemento, ya sea de época republicana, imperial o industrial. El gasómetro de la capital italiana se ha convertido en un emblema de la ciudad y de su vida cultural. Un total de 10 kilómetros de leds montados por alpinistas embellecen la infraestructura gracias a una idea del artista Angelo Bonello. El gasómetro se convierte cada 9 de septiembre en el símbolo de la cultura en la Noche Blanca romana.
3 latabacalera.net Madrid En España también hay numerosos ejemplos de recuperación de espacios industriales reconocidos por su valor patrimonial. La mayoría se destina a usos y equipamientos culturales y sirven de punto de encuentro para asociaciones y vecinos. Éste es el caso de la Tabacalera de Lavapiés, en Madrid. A principios del pasado verano se abrió este espacio, que reúne a vecinos y artistas en un edificio cedido por el Ministerio de Cultura. El recinto se encuentra en la antigua Fábrica de Tabacos de Embajadores, que albergará en el futuro el Centro Nacional de las Artes Visuales. Mientras tanto, acoge un centro social autogestionado.
4 Tabakalera San Sebastián San Sebastián ha recuperado la antigua fábrica de tabacos para convertirla en un Centro Internacional de Cultura Contemporánea especializado en el área visual. El espacio acogerá exposiciones y programas audiovisuales pero, sobre todo, será un lugar de trabajo, “una fábrica de imágenes”. El proyecto aún no se ha desarrollado y, mientras tanto, Tabakalera organiza exposiciones, ciclos y debates. Una serie de actividades que conviven con grabaciones, rodajes y eventos producidos por otros agentes del entorno.
5 Alhóndiga Bilbao En Bilbao también se han hecho bien las cosas. Un antiguo almacén de vino diseñado por Ricardo Bastida en 1909, la Alhóndiga, se ha reconvertido en espacio multicultural. Hoy, sus 43.000 metros cuadrados se han transformado en un espacio lleno de actividades que el ayuntamiento contempla como “nuevo motor de ocio y cultura” de la ciudad. AlhóndigaBilbao nace con un objetivo: “El crecimiento integral de la persona y el desarrollo de las relaciones humanas”.
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