miércoles, 3 de marzo de 2010

Un sueño obligatorio



Por LUIS FEAS COSTILLA. Publicado el 15 de febrero en la Voz de Asturias

La idea de convertir la antigua Fábrica de Gas de Oviedo en un gran centro cultural y artístico siempre me ha parecido hermosa, bella, atractiva, pero más voluntariosa que realista. Con el Ayuntamiento inapetente y sin el apoyo claro de la Consejería de Cultura y la Comisión de Patrimonio, la posibilidad de llevarla a cabo era tan sólo un sueño, una quimera, un aire gaseoso. Pero la reciente decisión del Ayuntamiento de Oviedo de cerrar sus salas de exposiciones y dedicarse sólo a la música ha vuelto de repente el asunto en la única reacción posible a esa triste muerte anunciada, que pone a Oviedo en situación de emergencia. Se hizo la luz, las piezas por fin encajan.

Como el Ayuntamiento de Oviedo está arruinado y el Gobierno del Principado barre para Gijón, la única posibilidad sería contar con la propietaria del recinto, Hidroeléctrica del Cantábrico, que tiene una Fundación valiosa pero infrautilizada. También se podría hacer partícipe a Cajastur, que para eso comparten presidente y carácter semipúblico y que, ahora que se ha quedado sin la sala municipal cedida en los bajos del Teatro Campoamor, ya no tendría necesidad de rehabilitar su espacio de exposiciones de la calle San Francisco, que se cae a pedazos, y con eso debería bastarle.

El proyecto para la Fábrica de Gas del arquitecto gallego César Portela, aunque mejorable, es arquitectónicamente interesante, con esa pasarela uniéndola con el casco antiguo y sobrevolando la calle Paraíso, y es indudable que se podría negociar, si no la conservación integral del conjunto, al menos una restauración respetuosa que, además de conservar todos los elementos de patrimonio industrial de interés, permitiera deslindar bien los espacios de uso público y uso privado. Pero lo que es indiscutible es que la Fábrica de Gas se ha convertido en un sueño obligatorio, en la última esperanza de vida de una ciudad cada vez más mortecina e insulsa

lunes, 1 de marzo de 2010

Sospecho que el concejal de cultura ha sido poseido por Pío Moa



Sospecho que el concejal de cultura ha sido poseido por Pío Moa

x Diego Díaz // Portavoz del Foro de urbanismo Crítico de Oviedo

Culpar a los demás de los errores propios, es un vicio, tan desagradable como extendido, y en el caso del PP ovetense, una auténtica adicción. A juzgar por sus declaraciones, Gabino de Lorenzo y su gente viven en un estado mental preocupante, casi rozando la paranoia. Tras arruinar las arcas municipales de Oviedo, en aquellos años de vacas gordas, desenfreno y barra libre (a menudo literal), los populares locales se han tenido que inventar un enemigo imaginario al que culpar de todos sus males. Para ello han recurrido a una metáfora de dudoso gusto, y escaso rigor histórico: el “cerco a Oviedo”. José Suárez Arias-Cachero, concejal de cultura ovetense, nos explicó recientemente en las páginas de LES NOTICIES, en qué consiste el llamado “cerco” a la ciudad. Unas esotéricas disertaciones sobre la identidad ovetense, sirven al edil como preámbulo teórico, antes de lanzarse a explicarnos que la izquierda ovetense aspira a, “ocupar electoralmente”, la ciudad que no pudo ocupar militarmente en la guerra civil. La argumentación resulta tan cutre que uno llega a preguntarse si no es el alma del historiador ultraderechista Pío Moa, la que ha “ocupado espiritualmente” al concejal. ¿Acaso Cachero, por cierto, licenciado en historia, olvida que en julio de 1936, eran las izquierdas las que gobernaban la capital asturiana, siendo los militares golpistas los que ocuparon la ciudad por las armas, fusilando, entre otros, al rector de la Universidad? ¡Vaya!, pensábamos que todos los demócratas tenían claras estas cosas.

A día de hoy, el Ayuntamiento parece más interesado en llenar con video cámaras de vigilancia el Oviedo Antiguo, a costa de los fondos estatales contra la crisis, que en apoyar cualquier otra manifestación cultural diferente de la zarzuela, la opera. Contra las que no tenemos nada, pero que no pueden ser casi la única oferta cultural de la ciudad. La Fábrica de Gas se regala a los especuladores, se despide a las bibliotecarias, y aunque escuchamos el permanente lamento sobre el “cerco a Oviedo”, para justificar la nula inversión cultural, se contrata por 100.000 euros a Arturo Fernández, para que presente 6 zarzuelas. La gestión de Cachero, no es ajena a este despropósito. Fichado por De Lorenzo, tras una loca juventud en las filas del nacionalismo, Felechosa debutó como concejal, amagando con suspender la hoguera de San Juan de la Plaza de la Catedral, y liquidando el Festival de Jazz. Tras alguna buena idea que no tuvo continuidad, como el ciclo de cine Palladium, lo último que sabemos de él, es que ha retirado la subvención al premio literario Tigre Juan, y que con él en el cargo, van a cerrarse dos espacios municipales para exposiciones: el CAMCO y el Café Español. Recurriendo a la misma metáfora del cerco, que el PP, está tan orgulloso de haber patentado, cabe preguntarse si al final el único asedio que realmente existe, es el que practica el equipo de De Lorenzo, a la cultura, las artes, y el patrimonio, en Oviedo.