martes, 26 de febrero de 2008

Las Torres de Suso


x Roberto Sánchez Ramos "Rivi", concejal de la Asamblea de Ciudadanos por la Izquierda (ASCIZ)



“No son las piedras, son losseres humanos los que hacen la ciudad” Aristóteles


El nuevo tono moral que se presenta como aceptable, e incluso socialmente deseable, la realización de los apetitos más voraces de poder y de dinero, acabó haciendo de la construcción urbana una actitud especulativa más y motivando que ya no sea la ciudadanía sino el lucro apoyado por el hábil uso del cemento, el ladrillo y las influencias lo que de verdad hace la ciudad. Esos gigantes sin alma que significan las tres torres en la antigua parcela del Vasco escenifican la hegemonía del capitalismo más voraz y destructivo sobre las instituciones públicas, y los ciudadanos y ciudadanas que las sustentan.


LA GRAN MENTIRA DE LA PARCELA DEL VASCO


A finales de los años ochenta Oviedo contaba con una de las estaciones de trenes más interesantes de España, la Estación del Vasco (1906) situada en el centro de la ciudad. Su importancia arqueológica-industrial era de indudable interés, su ubicación a escasos metros de la catedral y del eje de la calle Uría no dejaba lugar a dudas para jugar un papel esencial en la dinámica cultural de la ciudad como lo han hecho edificios de similares características en ciudades como París con su antigua estación de ferrocarril, hoy convertida en el Museo D´Orsay. Pero en Oviedo, el “higienicismo” se convirtió en el pensamiento dominante y la estación se tiró “porque estaba sucia” y, además, un nuevo proyecto invadió el nuevo sueño urbanístico local.


El “Cinturón de Hierro” pasó a ser “Cinturón Verde” y éste pasó a ser un “Cinturón de Hormigón”. Por el medio la Ciudad de los Proyectos sepultaba el metro de Gabino y sus múltiples palacios. 20 años más tarde (1988-2008) la historia del gran engaño de la parcela de Jovellanos continúa. Lo que originalmente era un espacio público pasa a ser un espacio mixto para luego convertirse en un suelo privado. Las Torres de Calatrava se sirven de postre en una cena-espectáculo del mejor Hollywood local. Las tres torres ven la luz de la noche como consecuencia de un proceso trilero del urbanismo ovetense.


URBANISMO ESPECTACULAR

¿Por qué nos hablan de urbanismo cuando quieren decir especulación?


La nueva ciudad que se nos ofrece está basada en una arquitectura espectacular y fotogénica, propicia para los folletos turísticos y la promoción de una ciudad a través del universo de la imagen. Se trata de obras para ver más que para habitar o transitar. El ejemplo de las recientemente inauguradas oficinas de las consejerías de Cultura, Presidencia y de Salud Pública, a 57 metros de altura en Buenavista son el claro ejemplo de lo que afirmamos además de lo que nunca debería hacer un gobierno con los servicios y dineros públicos. El nuevo urbanismo convertido en curvaturas, alabeados, torsiones, efectismos premeditados, llevan a que los presupuestos se dupliquen o tripliquen en un ejercicio que se expone apolíneamente para la foto y no para la función social que deben de jugar estos edificios.En Suecia, Calatrava es el autor del edificio más alto y más costoso de la nación. El Turnig Torso inaugurado en 2005 en Mälmo, con 54 pisos y 147 viviendas de lujo, donde un Penthouse de 230 m2 cuesta cerca de 1.600.000 €.


Las obras del señor Calatrava son caras, antifuncionales, vistosas y fotogénicas. Las ciudades que deseen poseer un Calatrava deben saber a qué atenerse. Oviedo ya tiene un Calatrava que es incapaz de digerir urbanística y económicamente. ¿Es necesario un nuevo ejemplo?, ¿hace falta otra estafa faraónica?, ¿resistirá Oviedo este narcisismo posmoderno? ¿Quién demanda realmente estas bellezas evanescentes?, o por el contrario ¿interesan estas tres torres para asentar una nueva dialéctica entre Oviedo y Gijón?El reciente informe elaborado por el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios de las UNESCO sobre las torres de Calatrava en la antigua Estación del Vasco ponen en evidencia como nunca se había hecho con anterioridad hasta que punto los intereses privados y la voracidad especulativa insaciable de unos pocos son capaces de destruir la historia milenaria de una ciudad, de nuestra ciudad, Oviedo.


Entre las torres de Calatrava y el cambio de cromos sobre otras torres que se avecinan y que convertirán a Asturias en un patético tablero de ajedrez, yo personalmente me quedo con la Torre de Suso.

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