Un proverbio chino, recordado ayer por Roberto Sánchez Ramos, dice que 'El gran arquitecto del Universo hizo que el hombre tuviera dos orejas y una sola boca porque quiso que escucháramos el doble de lo que hablamos'. Después de oir durante años cómo se especula con proyectos para la fábrica de Gas, el portavoz de ASCIZ y el Foro de Urbanismo Crítico se limitaron ayer a lanzar una sola propuesta conjunta: «queremos hacer allí el gran contenedor cultural de Oviedo, en la línea de lo que está siendo La Laboral y lo que próximamente tendrá Avilés (el Centro Internacional Oscar Niemeyer)».
Elegido el fin, al colectivo le queda ahora la complicada tarea de lograrlo. Ya se ha puesto manos a la obra. El próximo lunes, a partir de las 19.00, celebrará una asamblea en el local de Cambalache (calle Martínez Vigil) para analizar las propuestas y crear un gran movimiento asociativo de ciudadanos para defender este complejo y otro que está en peligro, la fábrica de armas de La Vega.
Sánchez Ramos, que compareció ayer con los responsables del Foro de Urbanismo Crítico Diego Díaz y Miguel Moro en la sala de prensa municipal, adelantó que se dirigirá al alcalde para lograr este nuevo espacio cultural en la capital. «Que mejor oportunidad, Gabino, de que te dirijas a HC y digas ahora que ese espacio lo quieres para tu pueblo. Lucha por esto, como otros lucharon por lo suyo y haz de alcalde y no de promotor inmobiliario», le espetó el portavoz de ASCIZ.
La plataforma quiere frenar los planes de la empresa eléctrica, propietaria de los 11.000 metros cuadrados del solar, donde se pueden construir, según el Plan General de Ordenación Urbana, 95 viviendas. «Es vergonzoso que una compañía con beneficios millonarios saque provecho de la especulación urbanística», dijeron. Pero no sería la primera vez que lleva a cabo estas prácticas: «hace ocho años hizo lo mismo en Ciudad Naranco, y derribó la famosa centralita para hacer viviendas», recordó.
Rivi pidió a las tres Administraciones que impidan el derribo y sigan la línea de otras ciudades. En San Sebastián, por ejemplo, convirtieron su fábrica de gas en filmoteca, y Madrid transformó su antiguo matadero en centro cultural.
Difícil compra
Los tres representantes anunciaron la propuesta al tiempo que reconocieron que una expropiación sería muy costosa. Primero, la Consejería de Cultura tiene que declarar Bien de Interés Cultural la fábrica de gas y después, hay que llegar a un acuerdo con el dueño de los terrenos para su compra. «Es mayor inconveniente es que no es lo mismo hacerse con unos terrenos de fábricas que de viviendas, el valor del suelo no es lo mismo», dijeron.
Tampoco se olvidaron de la fábrica de armas de La Vega, ni de sus trabajadores, ni de sus chalés. Rivi recuperó una vieja demanda y recordó que son 3.000 metros cuadrados de jardines y viviendas en perfectas condiciones que podrían recuperarse como equipamientos públicos. Propuso dedicarlos a escuelas infantiles, un centro de salud o un centro de día.
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